Isabel de Castilla y Fernando de Aragón son considerados los arquitectos de la consolidación y la prosperidad de España durante el siglo XV, que sirvió como base para el desarrollo económico posterior. Algunos de los aspectos clave que contribuyeron a la formación de la economía española en este período son la consolidación del territorio, la modernización del sistema financiero, el control de las rutas comerciales y riquezas coloniales y el fomento de la agricultura, la industria y el comercio. 


La unificación de los diferentes reinos y territorios fue un aspecto fundamental en la consolidación de estado que llevaron a cabo los Reyes Católicos. Este proceso marcó un hito en la historia de España y tuvo un profundo impacto en la economía y política tanto de esa época como posteriores. La unificación comenzó con la unión en matrimonio de Isabel y Fernando y, por tanto, la unión territorial de Castilla y Aragón, los reinos más poderosos de la península ibérica. Tras la Guerra de Sucesión de Castilla contra Juana la Beltraneja, los Reyes Católicos comenzaron la Conquista de Granada. La victoria en Granada puso fin a la Reconquista y comenzó la unificación de España bajo un solo gobierno. Este proceso incluía la unificación de las instituciones estatales, incluyendo la administración, la justicia y la recaudación de impuestos. 
La consolidación del estado bajo los Reyes Católicos fue un proceso gradual y a menudo conflictivo, pero fue fundamental para la formación de un estado unificado que se convirtió en la base de la futura España moderna. Este proceso también sentó las bases para el desarrollo económico y político del país en los siglos posteriores.


La modernización del sistema financiero llevado a cabo por los Reyes Católicos se fundamentó en algunos aspectos clave como la creación de instituciones financieras como la Hermandad de Nuestra Señora de Santa María del Monte de Piedad y la Banca Real, o la acuñación del real como moneda. Además, se establecieron regulaciones para controlar la emisión de moneda y prevenir la degradación de la misma, un control exhaustivo de la deuda estatal y se introdujo un sistema fiscal más eficiente que permitió una recaudación de impuestos más efectiva. 


El control de las rutas comerciales y las riquezas coloniales fue un aspecto crucial de la política de expansión territorial de España, y se fundamenta en el apoyo a Cristóbal Colón y en el Tratado de Tordesillas. El apoyo de los Reyes Católicos en la expedición hacia el oeste fue fundamental para que esta se llevara a cabo. El resultado de esta expedición fue el descubrimiento de América y, por tanto, la apertura de nuevas rutas coloniales y de comercio en América. Por otro lado, el Tratado de Tordesillas firmado con Portugal, dividió el mundo entre ambos países a lo largo de un meridiano específico en el Océano Atlántico. Esta división permitió a España consolidar su control sobre gran parte de las rutas comerciales. 


Fernando e Isabel fueron grandes promotores no sólo de expediciones al extranjero, pero también de la agricultura, la industria y el comercio español. La promoción de la agricultura fue fundamental para el desarrollo del país, pues su economía se basaba mayoritariamente en ello. Esta promoción se basó en la mejora de las técnicas agrícolas y el estímulo de la producción de alimentos básicos. Por otro lado, se fomentó la industria textil, un sector clave en ese momento. Las regulaciones se establecieron para garantizar la calidad de los productos textiles, y se incentivó la exportación de textiles españoles a otras regiones europeas. Además, se fomentó la industria manufacturera, incluyendo la producción de artículos de lujo y productos cerámicos. Esto diversificó la base industrial y mejoró la posición de España en el comercio internacional.

Por último, cabe destacar la promulgación de las Leyes del Toro en 1505, que establecieron normas legales y comerciales para todo el reino. Esto proporcionó un marco legal coherente que fomentó la seguridad jurídica y el desarrollo del comercio y la industria.


En resumen, el siglo XV y el reinado de los Reyes Católicos establecieron las bases económicas de España al consolidar el estado, controlar rutas comerciales y riquezas coloniales, fomentar la agricultura, impulsar la industria y el comercio, y modernizar el sistema financiero. Estos elementos contribuyeron significativamente al desarrollo económico y a la influencia global de España en los siglos posteriores.